Fue la primera pieza compuesta para la serie de funerales junto con Carlos Montes. Hemos intentado transmitir una sensación de paz, de tranquilidad, de serenidad que se manifiesta al principio, con las sopranos sobre la misma nota mientras el resto de voces van descendiendo. Los intervalos son generalmente cortos y la armonía amable, para crear una atmósfera de paz.

El texto es tan hermoso que decidí hacer una nueva versión. En este caso, la obra se concibe como un camino: Tras la introducción del violín, vamos transitando por tonalidades sucesivas (Rem, Sib, Mib, lam) hasta llegar al compás 27, Ierusalen, de nuevo en Sib, que es el clímax de la pieza. . Tras el peregrinaje por esta vida, representado en todas estas modulaciones, llegamos al lugar hacia donde se dirigen nuestros pasos, la Ciudad Santa, donde nos reciben los ángeles. Armonía y letra, en este caso, van de la mano.

Pieza para funerales, compuesta junto a Carlos Montes. Tiene acompañamiento de violín y está pensado para cantarse sin contralto. Podría ser a tres voces iguales. También la veo como una pieza serena, tranquila, que habla de paz con un bonito diálogo entre voces y cuerdas.

Pieza para funerales a 3 voces. Cuando compuse esta pieza pensaba en el encuentro del alma con la luz, como indica el título. La entrada fugada de las voces en "lux" son como los destellos lejanos de algo luminoso a lo que nos acercamos poco a poco. Los siguientes compases son deliberadamente oscuros, hasta que llegamos al resplandor de "Domine". Posteriormente, surge una nueva progresión en"quia pius es" (porque eres misericordioso), representando el ascenso definitivo al Padre, simbolizado en la luminosidad del último acorde de la progresión, FA. La obra se cierra de forma circular, volviendo a los destellos del inicio.

Pieza para funerales, compuesta con Carlos Montes. En principio es para SAB, pero se puede cantar a voces iguales. Esta pieza tiene un carácter menos grave, más festivo que otras de este género. El coro de ángeles te lleva al descanso eterno. Se canta desde la confianza, desde la certeza en la misericordia divina.

Compuse esta pieza para el funeral de una compañera del coro muy querida. Tras la monodia, un crescendo que se dirige hacia Cristo, donde culmina, nos muestra el camino del alma en su ascenso.